La imagen corporal se ha convertido en una preocupación significativa para adolescentes en todo el mundo, afectando su autoestima y bienestar mental. En un contexto donde el 53% de las niñas estadounidenses se sienten insatisfechas con sus cuerpos, según datos de 2023 de la Organización Nacional de Mujeres (NOW), es crucial abordar esta problemática desde un enfoque multidisciplinario que incluya perspectivas dermatológicas, endocrinológicas y psicológicas.

La insatisfacción corporal no es exclusiva de ninguna región, viéndose exacerbada por la presión social y los ideales de belleza perpetuados a través de las redes sociales. Esta insatisfacción conduce a jóvenes, incluso de corta edad, a considerar intervenciones estéticas como rellenos de ácido hialurónico o implantes mamarios, buscando cumplir con estándares de belleza inalcanzables. La dermatóloga Leisa Molinari y la endocrinóloga Laura Maffei enfatizan cómo estos deseos reflejan un entorno que valora más la apariencia física sobre el carácter y la resiliencia, contribuyendo al estrés y a una autoestima dañada en los jóvenes.

Eva Rotenberg, miembro didacta de la Asociación Psicoanalítica Argentina, destaca cómo la construcción de la imagen corporal está profundamente influenciada por los vínculos familiares y la aceptación de sí mismo. La obsesión por la perfección física, exacerbada por las redes sociales, refleja un vacío emocional que no se soluciona con cirugías estéticas. En este contexto, es esencial promover una autoimagen saludable desde la infancia, fomentando la aceptación y valoración del propio cuerpo.

Para combatir la insatisfacción corporal y sus consecuencias, se ofrecen cinco consejos dirigidos a los padres: fomentar la comunicación abierta, reflexionar sobre los valores transmitidos, crear vínculos de afecto y respeto, considerar el entorno y ser un buen modelo a seguir. Estas estrategias buscan promover una autoestima saludable y una aceptación del propio cuerpo más allá de los estándares de belleza imperantes.

Limitar la exposición a las redes sociales y educar sobre la diversidad de cuerpos son pasos cruciales para ayudar a las adolescentes a reconciliarse con su imagen en el espejo. Reconocer y valorar el cuerpo por sus capacidades y no solo por su apariencia es una lección vital que debe inculcarse desde la juventud. Trabajar en la imagen corporal desde una perspectiva amorosa y de aceptación puede marcar la diferencia en el desarrollo de una autoestima saludable y en la prevención de trastornos alimentarios y problemas de salud mental.