El cáncer de piel ocupa el primer lugar entre los tipos de cáncer en todo el mundo. En algunos casos, las estadísticas pueden omitir la incidencia real del cáncer de piel con el fin de facilitar el análisis de datos y comprender el comportamiento de otros tipos de cáncer.

¿Cuáles son los peligros de este tipo de prácticas?

El cáncer de piel ocupa el primer lugar entre los tipos de cáncer en todo el mundo. En algunos casos, las estadísticas pueden omitir la incidencia real del cáncer de piel con el fin de facilitar el análisis de datos y comprender el comportamiento de otros tipos de cáncer.

Esta práctica se realiza para evitar que la curva de incidencia esté dominada exclusivamente por el cáncer de piel, lo que dificultaría el estudio de otros tipos de cáncer y su evolución en la población. Desde la popularización del bronceado por Coco Chanel, se ha observado un aumento en la prevalencia del cáncer de piel en adultos mayores.

En el caso particular de las lámparas utilizadas en el tratamiento estético de uñas de gel, su uso frecuente es un factor crucial a tener en cuenta. Es importante destacar que la exposición a la radiación es acumulativa, incluso si son mínimas, el daño se acumula con el tiempo.

De este modo, el uso frecuente de lámparas para el tratamiento estético de uñas de gel puede plantear ciertos riesgos para la salud de la piel. Las lámparas utilizadas emiten radiación ultravioleta (UV), que puede dañar la piel y aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de piel. La exposición continua y prolongada a la radiación UV puede afectar el ADN de las células de la piel, lo que puede llevar a cambios genéticos y potencialmente desencadenar el desarrollo de células cancerosas. Además, la exposición a la radiación UV también puede contribuir al envejecimiento prematuro de la piel y a la aparición de manchas oscuras.

¿La radiación emitida por las lámparas es suficiente como para producir un daño significativo o para producir cáncer? ¿Cómo se produce ese daño?

La radiación UV emitida por las lámparas de uñas de gel puede ser lo suficientemente intensa como para causar daño en la piel y aumentar el riesgo de cáncer. La radiación UV puede penetrar en la uña y alcanzar el lecho ungueal, donde puede dañar las células y el ADN. Los cambios en el ADN pueden conducir a un crecimiento celular descontrolado y la formación de un cáncer de piel.

La utilización frecuente de la manicura con lámpara de secado presenta un importante inconveniente relacionado con el adelgazamiento excesivo de la uña. Con el paso del tiempo, la uña se vuelve más delgada y pierde su capacidad de proteger adecuadamente la piel que se encuentra debajo de ella. Es crucial tener en cuenta que esta piel subyacente carece de un sistema de defensa eficiente, lo que la expone de manera vulnerable a la radiación emitida por la lámpara.

Las uñas en el ser humano desempeñan un papel fundamental en la protección del lecho ungueal, es decir, la piel ubicada debajo de la uña. En el caso específico de la exposición continua durante 2 años, cada 15 días, a la radiación UV emitida por las lámparas, la uña se adelgaza tanto que la radiación llega prácticamente en forma directa al lecho ungueal, lo que da inicio a modificaciones en el ADN. Un síntoma relevante es la sensación de calor que experimentamos al colocar las manos en las máquinas, ya que esto indica que la radiación está alcanzando directamente el área de apoyo de la uña y generando sensibilidad.

¿Cuál es la vigencia de los estudios sobre la manicuría permanente?

En la literatura médica existen informes y estudios que advierten sobre los posibles riesgos asociados con la exposición a la radiación UV de las lámparas utilizadas en el tratamiento de uñas de gel. Aunque los primeros casos documentados aparecieron en el año 2009, es importante destacar que la aparición de un cáncer de piel debajo de las uñas es extremadamente rara. La exposición frecuente y prolongada a la radiación UV aumenta el riesgo potencial. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado la radiación UV como cancerígena, y aunque las lámparas de uñas de gel emiten radiación en menor proporción, aún pueden representar un riesgo.

 
¿Depende de la frecuencia? ¿Hay alguna exposición máxima recomendable para evitar los efectos adversos?

La frecuencia de exposición a la radiación UV de las lámparas de uñas de gel puede influir en el riesgo de efectos adversos. Cuanto más frecuente sea la exposición y mayor sea la duración de la misma, mayor será el riesgo potencial.

Es necesario tener en cuenta que la uña tiene un crecimiento total en 6 meses. Si el tratamiento se realiza cada 2 o 3 meses no debe haber ningún daño o alteración. Lo importante es no realizar exposición prolongada y colocar protector solar en las manos.

Ademas de la manicuría permanente, hay otros tratamientos estéticos que también son riesgosos y no sabemos, o cuyos riesgos no se estudiaron?

Otro ejemplo son las camas solares. A pesar de que es algo normal en la Argentina y hay distintos tipos, en otros países, como en Australia, están completamente prohibidas. “El 90% de los cánceres de piel están provocados por el sol y las camas solares. Es difícil prohibirlas, pero se tendría que hacer como con la caja de los cigarrillos y que diga ‘está prohibida para menores de 18 años y puede causar cáncer de piel’. Por lo menos eso, porque la gente no lo sabe.

Recomendaciones

Es esencial encontrar un equilibrio en nuestras prácticas de manicura y considerar alternativas seguras. Aquí tienes algunos consejos útiles:

  • Explora esmaltes en gel que no requieran el uso de lámpara de secado o considera opciones de manicura tradicional.
  • Aplica protector solar en las manos al menos 30 minutos antes de exponerlas a la lámpara de secado.
  • Utiliza el secado con lámpara de forma ocasional para reducir la exposición a los rayos UV.
  • Deja un intervalo de 2 a 3 meses entre cada sesión de secado para permitir la recuperación de las uñas.
  • Si sientes calor durante el proceso, es importante reducir el tiempo de exposición y buscar otras alternativas para el secado de las uñas.
  • Evita el uso frecuente del torno durante la manicura y asegúrate de mantener las manos hidratadas.

Recuerda que el cáncer de piel puede tener consecuencias significativas, por lo que es recomendable realizar consultas anuales con un especialista y vigilar cualquier cambio en manchas o lunares de tu cuerpo de manera periódica. Además, se aconseja el uso diario de protector solar con antioxidantes para proteger la piel de los efectos dañinos del sol.

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